sábado, 29 de julio de 2023

13. “TOMAR TIEMPO PARA ORAR Y LEER LA PALABRA”

Éstos son los que fueron sembrados entre espinos: los que oyen la palabra, pero los afanes de este siglo, y el engaño de las riquezas, y las codicias de otras cosas, entran y ahogan la palabra, y se hace infructuosa. Marcos 4:18,19.

Cristo especificó las cosas que son dañinas para el alma.

Según Marcos, él mencionó los cuidados de este siglo, el engaño de las riquezas y la codicia de otras cosas.

Lucas especifica los cuidados, las riquezas y los pasatiempos de la vida. Esto es lo que ahoga la palabra, el crecimiento de la semilla espiritual. El alma deja de obtener su nutrición de Cristo, y la espiritualidad se desvanece del corazón.

“Los cuidados de este siglo”. Ninguna clase de personas está libre de la tentación de los cuidados del mundo.

El trabajo penoso, la privación y el temor de la necesidad le acarrean al pobre perplejidades y cargas. Al rico le sobreviene el temor de la pérdida y una multitud de congojas.

Muchos de los que siguen a Cristo olvidan la lección que él nos ha invitado a aprender de las flores del campo.

No confían en su cuidado constante. Cristo no puede llevar sus cargas porque ellos no las echan sobre él...

Muchos que podrían ser fructíferos en el servicio de Dios se dedican a adquirir riquezas. La totalidad de su energía es absorbida en las empresas comerciales, y se sienten obligados a descuidar las cosas de naturaleza espiritual.

Así se separan de Dios... Hemos de trabajar para poder dar al que necesita. Los cristianos deben trabajar, deben ocuparse en los negocios, y pueden hacerlo sin pecar. Pero muchos llegan a estar tan absortos en los negocios, que no tienen tiempo para orar, para estudiar la Biblia, para buscar y servir a Dios.

A veces su alma anhela la santidad y el cielo; pero no tienen tiempo para apartarse del ruido del mundo con el fin de escuchar el lenguaje del Espíritu de Dios, que habla con majestad y autoridad.

Las cosas de la eternidad se convierten en secundarias y las cosas del mundo en supremas.

Es imposible que la simiente de la palabra produzca fruto; pues la vida del alma se emplea en alimentar las espinas de la mundanalidad.

Y muchos que obran con un propósito muy diferente caen en un error similar. Están trabajando para el bien de otros; sus deberes apremian, sus responsabilidades son muchas, y permiten que su trabajo ocupe hasta el tiempo que deben a la devoción... Andan lejos de Cristo; su vida no está saturada de su gracia y se revelan las características del yo. Palabras de Vida del Gran Maestro, 31, 32. [218]



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